La invasión a Navarra por las tropas de Alfonso VIII de Castilla desde el año 1173, tuvo como resultado la división del reino en dos partes. Una, que comprendía los territorios de Araba, Encartaciones, Bizkaia, Durango, Gipuzkoa, San Sebastián y La Rioja, integrada desde entonces en la Corona de Castilla. Y otra parte, que continuó independiente, que comprendía los territorios de Pamplona, Tudela, Estella, Sangüesa y Ultrapuertos.
A la parte escindida del reino se le conservaron los Fueros y fue entregada por el rey de Castilla a Diego López II de Haro, sucesor natural de los antiguos señores de Vizcaya, una jugada maestra para hacerse con el control del territorio. No obstante éste no pertenecía al dominio Real, por lo que se mantuvo durante un siglo y medio más como un señorío feudal hasta que definitivamente Juan I lo unificó al Reino de Castilla en 1379.
Dada la importancia del señorío de Vizcaya, alaveses y guipuzcoanos eran tenidos también como vizcaínos, incluso al euskera se le llamaba en Castilla de esta manera. De hecho no fue hasta 1397 cuando se estableció la Hermandad General de Gipuzkoa y en 1463 la Hermandad Provincial de Araba. Por otro lado las tierras de la actual Rioja se dividían entre Burgos y Soria.
La conquista de Navarra en 1512 y su anexión a Castilla en 1515 no trajo consigo una restitución territorial sino todo lo contrario, una nueva fragmentación. La Navarra de Ultrapuertos recuperó la independencia hasta que en 1620 fue conquistada y anexionada a Francia.
El Principado de Bizkaia y el reino de Navarra han continuado separados hasta la abolición de los Fueros y su conversión en provincias en el siglo XIX. Hoy en día forman tres Comunidades Autónomas diferentes: La Rioja, Euskadi y Navarra además de los enclaves de Villaverde y Treviño en Cantabria y Castilla y León. Al norte de los Pirineos los territorios vasco-navarros están integrados en la Región de Nueva Aquitania.
Navarra: Desmembración territorial y popurrí heráldico.
Hemos llegado a un punto en el que no sabemos cual es el nombre de nuestro país, ni cuales son sus símbolos nacionales: escudo, bandera e himno. La partición territorial hace que los de una parte no se identifiquen con los de la otra ni con sus símbolos, y la creación de otros nuevos no hace sino acrecentar esta división.
Mirándonos al espejo de otras naciones sin estado, tal vez seamos capaces de entender lo que somos, qué se ha hecho mal y como superar esta situación. Mirando a Irlanda o Escocia, o sin irnos tan lejos, Galicia o Catalunya, vemos como estas naciones que conservan casi intacta su integridad territorial han mantenido sus símbolos nacionales pese al paso de los siglos. No han transformado su ancestral escudo en uno nuevo, cuartelado, resultado de las provincias en que han sido divididos.
Catalunya: División provincial y escudo nacional.
Galicia: División provincial y escudo nacional.