2019-09-03

El escudo de Navarra, de las barras pomeladas a las cadenas.

El escudo de Navarra en los siglos XVI y XXI


A lo largo de los últimos cinco siglos ha habido una evolución en las transcripciones sobre nuestro escudo que han dado lugar a su alteración. Lo que en el siglo XIII era un "carbunclo cerrado con barras pomeladas" pasó a llamarse "cadenas" en el siglo XV debido a la épica surgida a raíz de la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) en las que se dice que fue el rey navarro Sancho VII el Fuerte quien rompió las cadenas que rodeaban el palenque del Miramamolín. Sin embargo Sancho VII no varió su escudo, continuó usando el emblema del Águila Real -Arrano Beltza- hasta su muerte.

El escudo de Navarra tomó su forma definitiva en tiempos de Teobaldo I (rey entre 1234 y 1253) partiendo del escudo de su abuelo Sancho VI el Sabio (rey entre 1150 y 1194). Este escudo no es aceptado por algunos heraldistas que afirman que no se trata de una figura heráldica, sino de una bloca o refuerzo del escudo. Sin embargo no se puede negar la multitud de similitudes que hay entre el escudo de Navarra y las numerosas representaciones de Carbunclos, Flores, Ruedas y Crismones de 8 brazos de los siglos XI y XII que a buen seguro fueron el embrión de nuestro emblema.

A partir de aquí será costumbre de los reyes de Navarra el incluir en su escudo tanto las armas de Navarra como la de otros de sus territorios: Champaña, Evreux, Foix, Bearne, etc.

Según el armorial de Urfé (c. 1360-1375), el escudo del rey de Navarra estaba compuesto por un escudo cuartelado con las armas de Navarra y Evreux.
La composición del escudo de Navarra la blasona así:

«de gueles à l´escarboucle d´or pommelée alumée de sinoble en la moyenne en guise d´esmeraude»
(rojo, carbunclo de oro pomelado, iluminado de verde en el medio a modo de esmeralda)

Escudo del rey de Navarra en la Catedral de Pamplona

En el Privilegio de la Unión de los Burgos de Pamplona (1423) aparece la primera referencia en la que se llama cadena a la bordura del escudo de Pamplona:

«un renc de nuestras armas de Navarra, de que el campo ferá de guculas, y la cadena que irá alderredor de oro»

Escudo de Pamplona (Foto: Jorge Urdánoz)

Garci Alonso de Torres, rey de armas de Aragón en tiempos de Fernando el Católico, en su importante obra Blasón de Armas Abreviado (1496), comenta sobre esta discusión entre el escarbunclo y las cadenas zanjando esta polémica:

«traen los dichos rreyes de Navarra aquellas cadenas. Pero a esto yo no sé qué rresponda, salvo que las harmas que traen los dichos llamamos en harmería escarbunclo, y no cadena, porque si cadena fuese no era neçesario quitarle el nombre»

Sin embargo, la conquista de Navarra en 1512 y su sometimiento a las monarquías hispánica y francesa provocó que se diera por buena la teoría del origen del escudo de Navarra en dicha batalla de 1212. A partir de entonces el escudo de Navarra empezó a dibujarse con cadenas y acompañó principalmente a las flores de lis del rey de Francia y en algunas ocasiones también aparece junto a las armas de la monarquía hispánica.

Escudos de Francia y Navarra en el Palacio de Versalles

En 1910 y tras consultar a Campión, Artadill y Oloriz, la Comisión de Monumentos de la Diputación de Navarra aprobó que la bandera de Navarra sea de color rojo:

«con las cadenas del escudo de Navarra y sobre ellas la corona real bordadas o pintadas de oro en el centro, más la esmeralda que forma parte de dicho escudo en el centro de las cadenas»

Finalmente, sobre el escudo oficial de la C. Foral de Navarra se refiere el artículo 7.1 de la Ley Orgánica 13/1982, de 10 de agosto:

«el escudo de Navarra está formado por cadenas de oro sobre fondo rojo, con una esmeralda en el centro de unión de sus ocho brazos de eslabones y, sobre ellas, la Corona Real, símbolo de el Antiguo Reino de Navarra.»

En los últimos años y gracias a la labor de los historiadores, han salido a la luz numerosos datos que han terminado por desterrar la idea de que el escudo de Navarra tiene su origen en la batalla de Las Navas de Tolosa, a la cual Sancho VII acudió con solo 200 caballeros, bajo la amenaza de excomunión por parte del Papa y la promesa de devolución por parte del rey castellano Alfonso VIII de varios castillos de la Sonsierra que le había arrebatado 12 años antes.