Muestra un mapa de cómo estaba dividida la península ibérica en el año 1050, que presenta varios errores que deseo destacar.
En primer lugar, Fernando I era solamente rey de León. En algún documento firma también como rey en León y en Burgos. Lo era desde 1038, gracias a la muerte de su cuñado un año antes, el rey Bermudo III, en la batalla de Tamarón, en la que se enfrentó contra él. Al no tener descendencia, su mujer Sancha, hermana de Bermudo III quedó como heredera.
Fernando era hijo del rey de Pamplona Sancho III “el Mayor”. Sancho no dividió el reino entre sus hijos como muchos historiadores afirman, sino que repartió su gobierno. Desde 1029 desempeñó el gobierno de Castilla, la cual dependía de Pamplona. Tras la muerte de su padre en 1035, su hermano García III “el de Nájera”, único que utilizó el título de rey, firma en los documentos como rey en Pamplona y Castilla como prueba de que el reino seguía íntegro.
Fernando I no utilizó la fórmula de rey de Castilla hasta el año 1063, después de la batalla de Atapuerca (1054), en la que se enfrentó y mató a su hermano García III para después arrebatarle las comarcas de Trasmiera, Merindades, Mena y Bureba, que formaban la Castilla primigenia, de origen vascón.
En segundo lugar, Aragón no se separó del reino de Pamplona hasta 1136. Ramiro, hermano también de García III, firmaba los documentos “a modo de rey” o como “hijo del rey Sancho”. No solo estaba al cargo del condado de Aragón sino que también poseía tierras en Pamplona y Castilla. La fidelidad a su hermano y después a su sobrino Sancho IV, se vio recompensada con más donaciones de tierras como las efectuadas en 1064.
No es de extrañar que tras la muerte de Sancho IV, asesinado en el barranco de Peñalén (Funes), con la complicidad de Alfonso VI de León y Castilla, los nabarros eligiesen al hijo de Ramiro, Sancho Ramírez como legítimo rey. Sin embargo algunos historiadores quieren interesadamente hacer ver que Aragón era independiente en 1035, para justificar la separación de 1136, en la que realmente fue una apropiación por parte del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV.
En tercer lugar no existía la frontera de los pirineos. Esta se estableció en 1659. El ducado de Gasconia, estuvo vinculado a la monarquía nabarra al menos desde el siglo X. Si bien una vez en manos de los reyes de Inglaterra (finales del siglo XII), solo la baja navarra se desvínculó del resto de Gasconia para seguir dependiendo de los reyes de Navarra.
En cuarto lugar, la definición de reino de Navarra no se da hasta 1162. Hasta entonces la utilizada es Reino de Pamplona. Aunque también es verdad que la expresión utilizada para llamar a los naturales del reino era la de nabarros.
Conclusión:
En 1050 solo existían dos reinos cristianos, León y Pamplona. El antiguo condado de Castilla pertenecía al reino de Pamplona, lo mismo que el condado de Aragón.
La historiografía española ha querido justificar en un supuesto reparto del reino por parte de Sancho III “el Mayor” el origen de los reinos de Castilla y Aragón.
La verdad fue una apropiación indebida de estos territorios por parte de la monarquía Astur-Leonesa, fieles al sueño godo de una península unida y de los condes de Barcelona, de origen franco y deseosos de conseguir el tan ansiado título de rey.